Clarín: en Tucumán operan bandas de delincuentes colombianos y bolivianos

Lunes 17 de Octubre de 2016, 08:24




En el ambiente del hampa se dice que los mejores ladrones argentinos son los porteños, cordobeses y tucumanos.

Los vecinos de los barrios populares de San Miguel de Tucumán aún recuerdan aquellas épocas donde los “cuenteros” y “pungas” regresaban después de robar durante semanas o meses en Córdoba, Santa Fe o la Capital Federal e invitaban asados para sus allegados. Pero las cosas cambiaron.

“En los ochenta y noventa cualquier penalista tucumano tenía ocho ladrones de cada diez clientes”, asegura el abogado Pablo Rivera.

“Hace años que es al revés: nueve de cada clientes tienen causas por drogas”.

Por su cercanía con la frontera del Norte la mayor cantidad de la droga que llega a Tucumán proviene desde Bolivia.

“En Tucumán hay dos negocios fuertes”, retoma Rivera. “El narcomenudeo es de pasta base y funciona en la provincia. En cambio, el de cocaína es en cantidad, y consiste en trasladar kilos a Córdoba o Buenos Aires”.

Los narcos ofrecen 10 mil pesos a los que se animen a conducir un auto con un cargamento escondido hasta Córdoba. Y la tarifa sube si el destino es Buenos Aires.

En Tucumán hay bandas de delincuentes colombianos y de bolivianos que se afianzan con todo tipo de complicidades. Los primeros se dedican a los préstamos de pago diario, puerta a puerta. Los segundos, junto a colegas salteños, se encargan del ingreso de la cocaína y pasta base a la provincia que luego pasa a manos de los “dealers” tucumanos.

Pero los grandes ladrones no desaparecieron del todo: los famosos “caños”, como se les dice a los que roban con armas, viven de robar a los que venden drogas. Uno de los tantos delitos que, obviamente, no pueden ser denunciados.

Venden todo

Muchas mamás dicen salir a trabajar con la cartera o bolsa llena de cosas que no necesitan para el trabajo. Es común que metan ropa interior y zapatillas, sabiendo que sus hijos les robarán lo que dejen en sus casas. “Algunas tuvieron que mudarse a lo de un familiar porque sus hijos les habían vendido todo: camas, electrodomésticos, ropa”, dice Elsa Juárez.

A su lado, Dora Ibáñez habla de adolescentes que con martillo y cortafierros fueron destruyendo sus casas, para vender los materiales.

El paco también modificó la relación entre vecinos. Porque muchos compran a precios irrisorios lo que fue robado y cuando una mamá va a sus casas exigiendo sus cosas, para devolvérselas les piden un precio mucho mayor al que pagaron. Ejemplo: unas zapatillas pueden venderse a $ 50 pesos. El que las compra les llega a pedir $ 500 a la madre que se las reclama.

En Tucumán hay dos destinos para estos menores. Los que roban con armas van al Instituto Rocca. Los ladrones “domésticos” son enviados al centro de rehabilitación Las Moritas, para un tratamiento. Pero viernes y sábados los dejan volver a casa.



Fuente: http://www.clarin.com/policiales/dealers-desplazaron-viejos-ladrones_0_1669033191.html